INTRODUCCIÓN

Se han llevado a cabo diversos estudios que analizan la posibilidad de su establecimiento, observando tanto las implicaciones positivas como las negativas que traería aparejado, ya que nuestra costumbre ha sido el sistema inquisitivo, a través del medio escrito, en donde lo que importa y tiene relevancia es lo que está en el expediente, todas las valoraciones deben de verse reflejadas en los“autos”, para que de su lectura final se pueda dictar una sentencia.
Por otra parte, el sistema acusatorio, que se pretende establecer, a través de la oralidad en el juicio, traería consigo cambios significativos en toda la concepción del proceso como lo conocemos hoy en día. La factibilidad de estos juicios, se ve más cercana, ahora que las Cámaras discuten los cambios en materia de justicia penal a nivel Constitucional, mismos que entre otros aspectos relevantes contienen también el establecimiento formal de los juicios orales en el sistema jurídico mexicano.
Necesitamos una mayor transparencia y eficacia en nuestro sistema jurídico-penal y procesal penal, necesitamos cambios profundos, pero no como lemas de campaña, sino como resultado de planificación y reflexiva estrategia. Se requiere un México menos patriotero y más pragmático, eficaz y eficiente en la procuración y administración de Justicia. Como mexicanos debemos tener espíritu para forzar a las autoridades a nuevos cambios, a nuevas iniciativas y reformas que lleven a la transformación de un nuevo México, si ese nuevo espíritu anima nuestra devoción por un México nuevo, las reformas no se esperarán más del centro a la periferia sino que los estado de la Federación se adelantaran a las reformas que tengas que venir del centro del país.
He aquí es donde empieza a radicar la importancia de este magnífico proyecto de los juicios orales, muchos estados empiezan a inquietarse por los avances de la delincuencia organizada, la violencia, la inseguridad y, particularmente, la impunidad, resultado fatal de procedimientos judiciales lentos, prolongados, pocos transparentes y costosos. Muchas víctimas no acuden a denunciar un delito por el largo proceso en el que se lleva a cabo, porque piensan que no se les hará justicia y muchos delincuentes no terminan condenados.
El juicio oral podría servir para acabar o por lo menos disminuir el rezago de los casos pendientes en los tribunales y la aglomeración de las cárceles, que más que lugares de detención se han convertido en centros de tensión, estrés y crimen.
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